The Best of Santiago
Guía del vino chileno de norte a sur
Actualizado: 19 may 2020
Por Helen J. Conway
Sub-editora de South America Wine Guide - southamericawineguide.com

Solo hay que mirar en un atlas para darse cuenta que Chile es un país alocadamente largo y estrecho, encorsetado en una delgada silueta por la Cordillera de Los Andes al este y el océano Pacífico al oeste, que se extiende desde la frontera con Perú hasta la Antártica en el extremo sur. Chile es tan diverso que, de hecho, los científicos han registrado aquí 25 tipos de clima distintos.
Hace mucho tiempo, los viñedos de Chile crecían mayoritariamente en el clima mediterráneo de la zona central del país, donde los días cálidos y soleados de primavera y verano son perfectos para madurar variedades tintas como Cabernet Sauvignon, Merlot y Carménère. Si bien esta zona sigue siendo el corazón del vino chileno, muchos enólogos han estado explorando otras regiones en su afán por elaborar diferentes estilos o variedades de vino y de prepararse para los efectos del cambio climático. Como consecuencia, ahora encontramos viñedos tan al norte como en Atacama, el desierto más seco del mundo, y tan al sur como en la fría Patagonia. Incluso algunos productores aventureros se atreven a plantar en lo alto de las montañas o muy cerca de la costa. En efecto, la gama de vinos que se produce en Chile es más diverso que nunca, así que hemos elaborado esta guía de los vinos chilenos de norte a sur.

La frontera norte del vino chileno
Las cálidas regiones nortinas de Atacama y Coquimbo, que abarcan Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí y Choapa, son famosas desde hace mucho tiempo por su producción de pisco, un licor elaborado con uvas, especialmente las variedades aromáticas de moscatel. Un producto menos conocido, pero igualmente tradicional elaborado por varias empresas en Huasco, como Armidita, es el Pajarete, un vino dulce hecho con uva moscatel (y a veces País) secada al sol durante varios días después de la cosecha para concentrar sus azúcares y sabores antes de prensarla y convertir el jugo en vino.

La Viña Ventisquero se ha aventurado al mismísimo Desierto de Atacama para plantar cepas de Chardonnay, Sauvignon Blanc, Viognier, Syrah, Pinot Noir y Merlot a fin de producir su línea de vinos Tara. El clima del viñedo es moderado por su cercanía al océano, particularmente la bruma que sube desde el Océano Pacifico todos los días y que disminuye las temperaturas y proporciona la preciada humedad a las parras.
El Valle de Elqui, hogar de tantos observatorios astronómicos gracias a sus cielos transparentes, también ha atraído a los enólogos. Falernia y Viñedos de Alcohuaz están entre los productores que han subido a las montañas y plantado viñedos a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Los cielos claros indican que los días son cálidos con una alta exposición solar, mientras que las noches son frías, lo que permite a las uvas madurar de forma lenta y constante. El resultado son Syrah, Garnacha y otras variedades frescas y de sabor intenso.

Cerca de la costa, en el valle de Limarí, se encuentra el Parque Fray Jorge, un área protegida con un extraordinario bosque tropical templado en una región en su mayor parte árida. Esto se debe a que la corriente de Humboldt trae agua fría desde la Antártica, formando olas que rompen contra la costa del Pacífico. El aire frío y húmedo se encuentra con el aire cálido y seco en la tierra y crea una densa niebla que reduce las temperaturas y aporta mucha humedad. Cerca del parque, Tabalí y Maycas de Limarí han aprovechado estas condiciones especiales para plantar viñedos y elaborar vinos frescos y aromáticos de variedades de clima frío como Chardonnay y Pinot Noir.
La zona central
El núcleo de la industria vitivinícola de Chile sigue concentrado en la parte central del país, a menudo llamado Valle Central, una gran área que engloba las regiones vitivinícolas más famosas del país.
Aquí la Cordillera de la Costa, que corre paralela a la de Los Andes, actúa como línea divisora en términos climáticos. Al este, los viñedos quedan atrapados entre las dos cordilleras, de forma que las temperaturas tienden a ser cálidas, aunque una brisa fría desciende desde Los Andes en las tardes y la brisa costera asciende río arriba, aportando algo de frescura a las parras. En las etiquetas de vinos, verás la palabra Entrecordillera. Estas son áreas que producen especialmente vinos tintos maduros y afrutados, junto con algunos Chardonnay de gran cuerpo con aromas a duraznos, nectarinas e incluso melones.

Al oeste de la Cordillera de la Costa, el Océano Pacífico ejerce un efecto refrescante sobre los viñedos, cuya intensidad depende de cuán cerca estén del mar y de si la brisa marina les llega directamente. Los vinos de estas áreas pueden etiquetarse con la palabra Costa. Al igual que en el Valle del Limarí más al norte, pueden experimentar una manta de niebla fría y húmeda en las mañanas que el sol se encarga de despejar durante el día.
El Valle del Aconcagua serpentea a lo largo del curso del río Aconcagua desde Los Andes hasta el océano y la influencia marina es más fuerte en las áreas más próximas al mar, donde están surgiendo nuevos viñedos. Por lo demás, en general, esta es una región vitivinícola interior cálida, más conocida por sus vinos tintos ricos y maduros, incluido Seña, uno de los vinos icónicos más conocidos de Chile. Flaherty, In Situ y Von Siebenthal destacan entre los productores de los audaces tintos de Aconcagua.

En contraste con el Aconcagua, Casablanca es un valle reconocido por sus brumas matutinas, que el sol suele dispersar alrededor del mediodía. Esta área es más fría y muy conocida por sus vibrantes Sauvignon Blanc, frescos Chardonnay y elegantes tintos, como Syrah, Pinot Noir y el fresco Cabernet Franc que combina muy bien con las comidas. Muchos productores también han añadido el vino espumante a su colección. La mayoría de las grandes viñas de Chile tienen viñedos o compran uvas en esta zona para incluir al menos un Sauvignon Blanc de Casablanca en su portafolio. Bodegas Re, Loma Larga, Kingston Family Estates, Casas del Bosque y Villard están entre las viñas de calidad con sede en Casablanca, junto con los productores biodinámicos Veramonte, Emiliana y Matetic. La hacienda de Matetic es tan grande que en la práctica abarca dos regiones vitivinícolas distintas: Casablanca y San Antonio.
El Valle de San Antonio, especialmente su subregión del Valle de Leyda, es incluso más frío, con brisas marinas constantes y niebla matutina y es reconocido por su Riesling intenso, Sauvignon Blanc salino, Syrah especiado y Pinot Noir afrutado. Aquí destacan entre los principales productores Viña Leyda y Casa Marín.
Más al interior desde Leyda, Maipo es la región vitivinícola más cercana a Santiago, un área cálida que alberga muchas de las viñas más antiguas de Chile, como Undurraga, Santa Rita y Santa Carolina. Algunas, como Cousiño Macul, poseen grandes casonas y recintos abiertos al público, lo que las convierte en una cómoda visita de medio día desde Santiago.

Maipo está plantado principalmente con las variedades de tinto más comunes, como Cabernet Sauvignon, Merlot y Carménère. Sin embargo, la mayoría de las viñas también tienen viñedos o compran uvas de otras regiones para ofrecer una gama completa de vinos. Los centros de actividad del vino en Maipo incluyen Isla de Maipo, sede de varios productores respetados como De Martino, Tarapacá y Santa Ema, y Puente Alto, situado a los pies de los Andes. Puente Alto es el origen de varios de los vinos icónicos más renombrados de Chile, como los elaborados por Almaviva, Viñedo Chadwick y Haras de Pirque.
Si tomas la carretera panamericana hacia el sur te encontrarás en un paraíso de producción frutícola y vitícola: estas son las regiones de Cachapoal y Colchagua (conocidas colectivamente como Rapel), seguidas de Curicó. Verás, kilómetro tras kilómetro, hileras de viñas intercaladas con huertos frutales y empresas que ofrecen servicios agrícolas. En conjunto, estas tres regiones tienen alrededor de 56.000 hectáreas de viñedos. Las principales variedades son Cabernet Sauvignon, Carménère, Merlot, Syrah, Chardonnay y Sauvignon Blanc y en esta zona encontrarás muchas marcas de renombre.
Colchagua es hogar de una amplia variedad de viñas de todos los tamaños, muchas de las cuales ofrecen recorridos guiados, catas y otros servicios para los visitantes. Una de las experiencias turísticas más lujosas es la que ofrece VIK con sus dos retiros de gran categoría junto con su enorme hacienda y viña de última tecnología.
Apalta es una subregión montañosa dentro de Colchagua que se ha hecho conocida por producir uvas para vinos tintos de alta calidad; busca los vinos Cabernet Sauvignon, Syrah y otros tintos que lleven la denominación Apalta en su etiqueta. Viña Montes y Lapostolle tienen su sede en esta zona.
Una serie de productores de Cachapoal y Colchagua han elegido plantar viñedos en alturas vertiginosas en las montañas de Los Andes, en su afán por elaborar vinos frescos y vibrantes. Un ejemplo es Sierras de Bellavista, una pequeña viña de Cachapoal situada a una altura lo suficientemente alta como para producir Riesling y Pinot Noir de calidad a partir de cepas que están rodeadas de nieve en invierno. Estos viñedos pueden usar la palabra Andes en sus etiquetas.
Entre los nombres famosos en Curicó se encuentra el productor orgánico y de comercio justo Miguel Torres, la empresa española que ha ejercido una influencia innovadora en la industria del vino chilena desde que se instaló en Chile, en la década de 1970.

Más al sur se encuentra Maule, una de las áreas productoras de vino más tradicionales de Chile con más de 33.000 hectáreas. Si bien hay pocas viñas establecidas en Maule, como Gillmore y Bouchon Family Wines, muchas de las uvas cultivadas por pequeños productores se venden por kilo a las empresas de más al norte, a menudo para su uso en marcas orientadas al mercado masivo que llevan la denominación Valle Central.
Cabe recordar que también hay pequeños productores en el Maule y otras regiones del Valle Central. Muchos agricultores locales elaboran vinos simples y afrutados llamados pipeños, y si viajas a las regiones centrales de Chile los puedes encontrar a la venta en botellas de 5 litros o por copa en los restaurantes de la zona. Pueden ser blancos o tintos, dulces o secos y los mejores pueden ser vinos agradables y fáciles de beber.
En el Maule, si bien el invierno es más húmedo que en el norte, los veranos son cálidos y secos. En el área situada entre las montañas, las parras reciben un riego abundante gracias al agua de deshielo de las montañas y verás líneas interminables de filas ordenadas de parras, dominadas por Cabernet Sauvignon y País (la variedad que los jesuitas llevaron en sus viajes, conocida con el nombre “Mission” en California y “Criolla Chica” en Argentina).
Sin embargo, en el lado oeste de la Cordillera de la Costa el terreno es muy seco. La influencia costera tiende a ser una brisa suave y no hay ríos para irrigación. Esta es un área de pequeñas granjas familiares, donde por generaciones la gente ha intentado subsistir cultivando las únicas plantas que pueden sobrevivir sin irrigación, las parras y los olivos, y vendiendo su cosecha a las grandes empresas. Aquí, al igual que las áreas irrigadas más al este, dominan los tintos maduros de gran cuerpo: Cabernet Sauvignon, Merlot y la extendida cepa País de cuerpo más ligero. En esta zona también se pueden encontrar algunos vinos Semillón interesantes. Sin embargo, las cosas han mejorado para esta zona en las últimas dos décadas, desde que los enólogos empezaron a notar el potencial de las viejas y retorcidas parras Carignan. La etiqueta Vigno la utilizan alrededor de 20 productores, grandes y pequeños, que han creado una asociación para promover los vinos tintos de intenso sabor y color elaborados a partir de estas uvas concentradas.
El frío sur
Al sur del Maule existe otra región que está experimentando un renovado auge después de décadas de venta de uvas a bajo precio a los grandes productores de más al norte. Itata es una de las regiones más prometedoras de Chile. Situada a una latitud de 36˚Sur, es una zona más fría y húmeda que permite producir vinos más frescos. Están surgiendo vinos de muy alta calidad en Itata, por ejemplo Pandolfi Price que se ha hecho conocido por su excepcional Chardonnay. Existe un resurgimiento de las viñas pequeñas y familiares y del interés de las grandes empresas gracias a la calidad de los ligeros y afrutados País, Cinsault, Garnacha y otras variedades que se cultivan en esta zona.

En la actualidad el panorama vitivinícola de Chile es muy dinámico y la innovación adopta una variedad de formas, desde aquellos que prueban nuevas variedades de uva o nuevas técnicas de elaboración hasta los que vuelven a los orígenes de la producción de vino en Chile y redescubren las parras patrimoniales plantadas hace mucho tiempo y las formas tradicionales de elaborar el vino. Se pueden encontrar ejemplos de ambas tendencias en todo Chile pero, con sus viñedos pequeños y familiares, a veces abandonados o mal cuidados, y siglos de tradición vitivinícola, Maule e Itata ofrecen modelos especialmente buenos.
Tomemos, por ejemplo, al enólogo Juan José Ledesma de Viñas Inéditas, quien compra uvas a productores pequeños de Maule e Itata y ha desarrollado incluso una banda sonora especial para reproducir a medida que el vino envejece en las barricas. O los pequeños productores artesanales como Huaso de Sauzal, quienes todavía usan la zaranda en su proceso de elaboración. Esta es una pantalla hecha de pequeñas listones o varas amarradas, que se coloca sobre la cuba abierta. Frotan las uvas contra la zaranda para aplastarlas y despalillarlas, mientras el jugo gotea en la cuba de abajo. Desechan los tallos y colocan las uvas aplastadas en la cuba listas para empezar el proceso de fermentación.
Algunos de los vinos más innovadores de Chile proceden de jóvenes enólogos que no tienen sus propios viñedos sino que compran uvas y elaboran el vino en su propio patio trasero o en espacios alquilados. Algunos ejemplos son Schwaderer Wines y Mujer Andina, ambas propiedad de mujeres enólogas que producen interesantes vinos espumantes. Muchos de los productores más pequeños de Chile, con o sin viñedos propios, se han agrupado para crear asociaciones, entre las cuales destaca MOVI (Movimiento de Viñateros Independientes), que actualmente posee 18 miembros que trabajan duro para dar a conocer y vender juntos sus vinos.

Mientras tanto, con un ojo en el cambio climático, algunos productores de vino se han aventurado más al sur, a áreas que anteriormente solo tenían unos pocos viñedos, como Biobío y Malleco a una latitud de 38˚Sur o más. Las variedades plantadas en esta zona son bastante diferentes a las que se pueden encontrar más al norte, lideradas por Pinot Noir, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Riesling, Viognier y otras variedades que soportan bien el clima frío. Viña Aquitania y William Fèvre tienen viñedos en Malleco. Y en cuanto los viñedos en el extremo sur de Chile, Casa Silva y Miguel Torres se han atrevido más allá del paralelo 40 en áreas que antes se consideraban demasiado frías para cultivar uvas. El viñedo más al sur de Miguel Torres se encuentra cerca de Coyhaique, una zona más conocida por el turismo aventura que por la producción de vino. ¿Quién sabe hasta dónde se aventurarán los enólogos de Chile?